El enfrentamiento arrancó antes de que asumieran cada uno sus cargos. Comparten la misma misión, pero la política y la manera de desarrollarla los han colocado en una avenida de difícil tránsito. Son como el agua y el aceite. Uno tiene ascendencia política radical; el otro, peronista. Uno fue designado por el actual jefe de Gabinete de la Nación, Juan Manzur; el otro fue nominado por el vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo, Osvaldo Jaldo.
Los protagonistas de la novela oficialista son el ministro de Obras Públicas, Fabián Soria, y su secretario de Coordinación Institucional, Marcelo Caponio. La gota que rebasó el vaso en la relación entre el número uno y el dos de ese ministerio fue la ceremonia de firma de actas acuerdo para la entrega de terrenos e inicio de obras de 3.167 viviendas en un predio de Los Chañaritos, donde se prevé una inversión de más de $ 26.000 millones.
Soria no sabía que en el antedespacho gubernamental se iba a realizar un acto que involucraba al Ministerio. Varios funcionarios consultados por LA GACETA reconocieron que Soria no participó de la organización y de que no fue avisado dentro del grupo de WhatsApp que se creó para que el gabinete sepa el desenvolvimiento de la agenda oficial. “¿Y esto”, expresó un funcionario de primera línea cuando ingresó al principal despacho del primer piso de la Casa de Gobierno. Dentro de ese recinto, estaban dos ministros que se sentaron detrás de la mesa principal (incluso Soria que llegó tarde, aduciendo que desconocía tal ceremonia), representantes de las 18 empresas que participarán del emprendimiento, pero junto a Jaldo sólo se sentaron secretarios de Estado (Caponio y Silvia Pérez, de la Gobernación) y el titular de Articulación Federal del Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación, Hugo Cabral.
La discordia entre ambos es una secuela que ha dejado el duro enfrentamiento electoral entre Jaldo y Manzur del año pasado. El mismo día del acto de asunción, el 1 de abril pasado, el Teatro San Martín fue escenario de dos sectores bien diferenciados. Académicos, radicales e independientes acompañaban desde los palcos la jura como ministro del licenciado decano de la Universidad Tecnológica Nacional, Regional Tucumán. En otras gradas se apostaron los dirigentes políticos que acompañan habitualmente a Caponio.
“Esta es una experiencia nueva para la provincia, se tendrá que reacomodar todo para funcionar de la mejor manera posible. No nos va a temblar el pulso para un mejor funcionamiento de la SAT, Vialidad, el IPV donde tenemos un cupo de 3.600 casas más 1100 casas que fueron vandalizadas en Manantial Sur y que tenemos que repararlas para entregarlas y ya tenemos los recursos nacionales. Todos tendremos que estar a la altura de las circunstancias para lograr el objetivo”, había señalado Jaldo en aquel momento.
Los proyectos ejecutivos se aceleraron. Hubo una mayor movilidad a la hora de priorizar algunas iniciativas, pero los celos políticos siguen manifestándose en el interior de la Casa de Gobierno. “Sigo con mi agenda ministerial. Cualquier secretario del área está en condiciones de hablar acerca de los trabajos que se han ejecutado, que se desarrollan o que están en vías de ejecución”, respondió escuetamente el ministro de Obras Públicas en un intento de restarle dramatismo a esta novela oficialista. Sin embargo, muchas veces se enteró por los medios acerca de gestiones que el propio gobernador interino realiza en Buenos Aires junto con Caponio. A Soria le han sugerido que sea más técnico que político y que, en lo posible, baje su perfil. Sin embargo, paralelamente a su tarea de gestión, el Magister en Ingeniería en Sistemas de Información ha sido uno de los impulsores de la corriente denominada “radijaldismo” que el mes pasado se presentó en sociedad en Terrazas de San José (Yerba Buena).
Caponio, en tanto, fue uno de los dirigentes más cercanos que acompañó a Jaldo en el peor momento de la interna del Frente de Todos. A raíz de esa disputa, dejó su cargo de subsecretario de la Unidad Belgrano-Norte Grande. Sin embargo, el abogado no dejó de gestionar obras públicas y lo sigue haciendo junto con quien fue su inmediato superior: el secretario de la Unidad Belgrano Norte Grande, Sisto Terán Nougués.
La desconfianza sigue rondando la zona de Obras Públicas. Incluso cuando se conoció el decreto de compra de mobiliario suntuario por parte de Soria, algunos apuntaron a la interna con Caponio. Éste, sin embargo, niega que haya tenido que ver con esa situación. “Yo trabajo para Osvaldo Jaldo. Mi misión es que las gestiones que se realicen salgan bien para la provincia, que es lo que importa, que la gente pueda tener soluciones habitacionales, viales o hídricas”, afirmó Caponio.
De la dupla gobernante dependerá de que las aguas se calmen. Es probable que haya una reunión para limar asperezas. 2023 está más cerca de lo que parece como para que el oficialismo muestre sus internas cuando el Frente de Todos quiere cerrar filas para aprovechar la diáspora opositora y, así, retener el poder para los próximos cuatro años.